viernes, 25 de enero de 2008

Un conductor pide 20.000 euros a los padres del joven al que mató
El demandante dice que no necesita el dinero, pero tampoco lo quiere perder


Un conductor pide 20.000 euros a los padres del joven al que mató
El demandante dice que no necesita el dinero, pero tampoco lo quiere perder

El demandante, Tomás Delgado Bartolomé, aseguró ayer en una conversación telefónica que no fue una decisión fácil. "Era la única manera de cobrar el dinero. Y me esperé hasta el último día de plazo para decidirme: "Yo también soy una víctima en todo esto, lo del chaval no se puede arreglar, pero lo mío, sí".

"Eso ya fue la estocada final, una gran puñalada", relató la madre de la víctima, Rosa Trinidad, que vive con su marido, Antonio Iriondo, en la localidad vizcaína de Durango. "Antes de la demanda, pensábamos que el pobre tendría que cargar con la muerte de mi hijo toda su vida. Con eso se quitó la mascara".

Flores en la carretera
Enaitz Iriondo murió con 17 años el 26 de agosto de 2004 en la carretera comarcal de Castañares, en La Rioja, donde sus amigos y familiares siguen dejando flores en su memoria. Veraneaba ahí con sus padres y su hermana en un camping cercano al municipio. "Se quedó un poco más porque unas chicas se lo pidieron", explicó una amiga suya que estaba en el camping esa noche. El joven volvió sólo en bicicleta, de noche, sin chaleco reflectante ni casco, según explica el informe técnico del accidente de la Guardia Civil.

El juzgado de instrucción que llevó el caso desestimó la denuncia penal, al valorar que no hubo "infracción criminal" en el comportamiento del conductor. "Nos dieron tres días de plazo para recurrir", explicó la madre. "Nosotros estábamos destrozados. Y nuestro abogado nos aconsejó que nos olvidáramos de la vía penal y fuéramos por la civil". Recibieron una indemnización de 33.000 euros, pagados por la aseguradora del coche, Winterthur Seguros, que reconoció "la existencia de un exceso de velocidad en la conducción del Sr. Delgado que pudo contribuir al accidente", según reza un escrito que la empresa envió al tribunal.

Además de hacer frente a la demanda civil del hombre que atropelló a su hijo, los padres siguen luchando para reabrir la causa penal. "No queremos dinero, queremos justicia" aseguran.

Delgado considera que su demanda es legítima porque "alguien tiene que pagar". El conductor dice que tampoco necesita el dinero. "Soy empresario industrial", afirmó. "No es que los 20.000 euros me hagan falta, pero no tengo por qué renunciar a ellos", explicó antes de culpar a "las aseguradoras" de lo ocurrido. "Era la única manera de recuperar el dinero", argumentó también en su defensa el abogado Santiago Gimeno García. "Teníamos que demandar a los padres para demandar a la aseguradora". Gimeno no logra explicar con claridad por qué su cliente ha demandado a su aseguradora, Winterthur Seguros. "Entendemos que la compañía tenía que haber indemnizado a mi cliente", apuntó.




Claramente, este tema trasciende el tema contra el coche, esto es fruto de la estructura social, dado que este infame personaje es un acomodado empresario, pero creemos que en este espacio debe estar esta sorprendente noticia que nos atañe.

lunes, 21 de enero de 2008


Esta es la base de la plantilla, un tanto artesanal pero con todo el encanto que necesita.
Esta es la plantilla tras una densa jornada

Y esta es una pared tras un plantillazo.

miércoles, 16 de enero de 2008

Va el texto de presentación en octavilla, para imprimir y repartir.

Y una reflexión: El camionero conduce camiones, el taxista taxis, el aviador aviones...¿quiénes conducen los coches? LOS COCHINOS!

lunes, 14 de enero de 2008

Saludos

Con este blog se pretende difundir una serie de mensajes útiles para el día a día de todxs aquellxs que sufrimos el coche en nuestras ciudades todos los días. Esta es nuestra introducción:


"Doscientos años han pasado desde la revolución industrial que llenó el mundo de maquinitas, dividió a la humanidad en nuevas clases y transformó el modo de vida de los seres de la tierra a una velocidad impredecible. Hoy en día vivimos en una época de consecuencias de toda aquella época de expansión industrial, y estamos en un mundo en el que existen comodidades nunca vistas a cambio de una deshumanización y una agresividad contra la naturaleza siempre presentes. En este sentido el supuesto progreso no va hacia delante, no nos trae el bienestar que se supone tiene que traer. Nosotrxs en la ciudad vemos como se impone un modo de vida estresante, rápido y sobre todo INCÓMODO. Y este modo de vida tiene un claro protagonista: el automóvil.

El automóvil es la punta de la lanza del progreso industrial. Una máquina que nos permite movernos grandes distancias en tiempos relativamente cortos y lo que lo denota más, que es un trasporte individual, para un reducido grupo de personas que van en él. El coche necesita carreteras, autoescuelas, guardias, señalización, aparcamientos…y con todo lo que en el coche se invierte, es una de las mayores causas de mortalidad en el mundo tocado por el progreso industrial, y sin incluir sus repercusiones internacionales de guerras, mareas negras, mafias, imperios… Pero el coche implica mucho más que eso. El coche ha implicado un modelo de urbanismo insostenible social, ecológico y económicamente. Se apuesta por la ciudad de poca altura, o de las casas individuales. Por cada vivienda un coche o más y por tanto miles de kilómetros de asfalto entre los edificios y de aparcamientos por debajo de ellos. El automóvil también ha implicado un ritmo de vida insano, en el que no se anda y se debe de ir deprisa para aprovechar una vida demasiado saturada.

Cuando nos posicionamos en contra del coche nos posicionamos en contra de ese modo de vida, en contra de vivir deprisa y morir de golpe. Nos posicionamos a favor de unas ciudades verdes, en las que poder pasear sin que tu vida peligre. A favor de unos barrios vivos y habitables. A favor del progreso, que hoy en día no es ni más ni menos que avanzar hacia un modo de vida menos saturado, más humilde y más respetuoso. Y para avanzar hacia ello hemos de ganarle terreno al automóvil. Expulsarle del centro de nuestras ciudades, expulsar de nuestras vidas la necesidad de usarlo optando por la bici, el trasporte público o nuestros pies. Un trasporte público de verdad, que compita con el automóvil, gratuito y eficaz. Un trasporte público solo posible en caso de que el coche retroceda de sus agresivas posiciones.

Menos coches desatascarán la ciudad. Menos coches traerán mayor movilidad. Menos coches traerán mucha más salud.

Por ello y por más:

¡Abajo el coche!

¡Arriba los peatones!

¡Arriba la bici!

¡Bus gratis!"